domingo, 2 de marzo de 2008

Quiero una relación para seguir existiendo

...desde que un día tuve que explicar a mi nieta que el abuelo de la foto era mi padre, pero que ya no existía porque murió, pero seguía siendo mi padre, porque existía como relación conmigo, ya que yo era su hijo: "¡Vaya lío!", me dijo, pero también está en la fotografía, y el otro día lo pudimos ver en aquel video de la playa de Benidorm, y también le oímos en aquella cinta, cuando explicaba sus años pasados en el pueblo. La luz se abrió paso en su cabecita, y me dijo de pronto: "el bisabuelo está pero no está, como tú eres mi abuelo porque yo soy tu nieta", " y aunque tú te vayas y no estés, seguirás existiendo porque yo soy tu nieta".

¡Bárbaro!, yo no lo habría hecho mejor. La niña había hecho un trabajo perfecto de implicación en la acción que se había propuesto. ¡Existiremos para siempre!.
No quiero seguir filosofando, pero en estos días de elecciones, todos buscan con sus mítines, de algún modo, que entablemos una relación que para los políticos de turno pretende ser vital, con un objetivo alcanzar el poder, y después, "si te he visto no me acuerdo".

En realidad no es este el tipo de relación que nos hará existir para siempre. Es algo más profundo, que el fin de semana pasado pude intuir en la ciudad de Sevilla. Se celebró en esa maravillosa ciudad el primer festival internacional de PERFOPOESÍA, palabra que tiene su entronque con el "performance art" -arte en vivo o en acción-, una herencia de los "happenigs" (no se si se escribe así) de origen inglés, o el "body art". Pero a lo que vamos, se trataba de un grupo de jóvenes y no tan jóvenes poetas, que literalmente se echaron a las calles de la ciudad, y con su arte quisieron relacionarse con todo aquel que se cruzaba en ese instante en su camino, ya fuesen montado en una grua, o caminando mientras rompian platos con poemas escritos, o repartiendo poemas dentro de unas botellas de plástico, como si de náufragos se tratase; reclamando, en resumen, una relación que les hiciera existir como poetas.

Esto es así, porque en esta acción vital convergen en un instante concreto cuatro elementos: 1) el Tiempo, 2) un espacio concreto, 3) el cuerpo del poeta (con su voz, su físico, su vitalidad) y 4) la relación como elemento fundamental entre el perfopoeta y el público. El climáx se consigue cuando el cuarto elemento implica al público, entonces la poesía existe en ese instante para siempre. Es algo que va más allá de leer un poema, o asistir a un recital clásico, en el que apenas nos implicamos, y que a veces sólo nos arranca un aplauso de compromiso.

La perfopoesía me relacionó con el poeta y con la ciudad, y en ese momento creo que sentí también que existía como poeta. Desde dentro de mí escuché a mi nieta decirme abuelo: ¡quiero una relación para seguir existiendo!

Comentario extraído del Blog: DESDE MI LABERINTO.

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